No molesten a los muertos (Nines P.)

Nuevamente me dirigía a ese tetrico lugar donde estaban solamente los recuerdos de algun tiempo, gente que quedaba en la memoria pero, que su estado fisico era... Era parte de la tierra y los gusanos.
Desendí de mi coche particular, era pasado el medio dia y por lo general mis compañeros se tomaban un descanzo despues del almuerzo. A veces yo tambien pero, esta vez tenia que hacer mi "censo" en el cementerio. Estacioné y me baje sin darle mucho baile a la cosa. Tenía cierto apuro, el corazón me latía a 100 por minuto que pasaba.
Siempre volvía para vigilar las placas. Ya me las conocia a todas y siempre retomaba donde dejaba. Quería encontrar a mi padre así fuera muerto pero, encontrarlo de alguna forma.
Andaba con ropa sport por llamarlo de alguna forma, jeans ajustados azul oscuro y una musculosa blanca, con el pelo mojado y pegado por todos lados, porque no hacia mucho habia terminado de ducharme.

- Bueno aqui vamos... - me puse las manos en el bolsillo y me adentre a la pedregosa vereda principal. Ya reconocia todo del cementerio, estaba cansada de venir hacia ya un año que hacia esto cada mes y si no fuera porque tenía bastante fuerza de voluntad lo haria al menos una vez por semana, revisando las placas nuevas y ver si por alguna casualidad estaba mi padre por ahi.
No sabia que habia sido de el, pero tenia algunas palidas y lejanas ideas de que tal vez estaba trabajando para las Fuerzas. Eso justificaria porque me habian encontrado tan fácil, o capaz tenia un rastrador o un millón de ideas se me pasaban por la cabeza. Pero, el hecho es que lo extraño... apenas tengo recuerdo borrosos de los mejores momentos que habia pasado con el antes que me enviara a la tierra con mi ya difunto tio; que dios lo ayude a entender que fue culpa suya no ir al medico.

Ya los cementerios eran poco frecuentados es decir, solo la gente que no tenía literalmente hablando: "donde caerce muerta" terminaba alli. O cadáveres que no eran reconocidos por sus familias y asi un millar de casos. Por eso venía a buscarlo aqui, seguramente si encontraban su cuerpo con suerte podrian reconocer su ADN y todo eso que hacen los forenses.

En fin, las mismas ileras y un momento... habian ileras nuevas. Me entrometí entre el cesped y las tumbas, un monton de nombres y apellidos que ni encuenta tenia... Nadie que haya conocido. Caminé un poco mas y me encontré una sin descripción todavia, me senté junto a esta y me hice, por loco que fuera, a la idea que ahi podría estar mi padre biológico.

En si habia un hombre raro que consideraba como mi padre, porque fué el énico hombre que me habia ayudado a sobrevivir en este mundo lleno de egoístas sociales; un mercenario. Bastante antisocial y creo que hasta depresivo... a pesar de eso creo que nos entendimos perfectamente, supongo que dos almas perdidas saben de que hablan cuando se ven...

Ni cinco minutos habrían pasado que estaba ahi sentada, evitaba mirar la placa y empezaba a ponerme nerviosa, incómoda con la idea de que estuviera alli... ¿y si era asi?. Me empezó a invadir cierta melancolía, y suspiré. A veces casi podía estar segura que realmente estaba sola en todo esto.

A las personas que me vieron pasar les resulto extraño, tan extraño como ver a dos enemigos naturales, un gato y un raton compartir amistosamente un plato de leche, verme caminar a mi con esta cara de leon tuerto mal humorado y con un ramo de flores en las manos… Seguramente pensaran que trato de suplir mi falta de atractivo fisico con romanticismo barato, pero no es asi, las flores son apropiadas para los muertos, no para las mujeres.

Hace 10 años estuve en la alianza y torpemente crei que eso era motivo de orgullo, me deje inyectar el veneno del patriotismo, aquella promesa vacia e ignorante de que tu sacrificio por otros sera recordado… ¿Dónde estan los heroes patriotas? Aquí, en esta metropolis de criptas y epitafios miserables tan llenos de grietas y hongos… Tan llenos de olvido.

“La batalla de los 900 dias” le llaman a aquel lamentable episodio, en el frio de las estepas pleyades, donde las vidas de 15.000 hombres se perdieron por culpa de la negligencia de politicos borrachos y un alto mando sin porte militar alguno, mientras ellos hartaban sus vientres con licor y mujeres, nosotros moriamos esperando refuerzos, municiones y comida.

-Que injusticia…- Susurre mientras me paraba frente de una cripta cuyo epitafio decia “Soldado solo conocido por dios” que final tan amargo, para un hombre tan valioso, su nombre fue “Sykes Roosvelt” y era como mi hermano, el unico hombre capaz de hacerme reir hasta que me doliera el estomago, no comprendo como su viuda e hijos han permitido que su tumba llegue a este estado… deje el ramo de flores frente a su cripta y tras pararme firme y saludar con una venia militar agregue en vos alta.-Descanza en paz hermano… yo no te he olvidado-

Eres irremplazable viejo, “el unico con quien compartiria una trinchera”…Te echo de menos Broth, las cervezas nunca volvieron a tener un buen sabor sin uno de esos chistes sucios de prostitutas Suecas… Quizas estoy siendo un poco injusto, Ciertamente Sykes es irremplazable, pero no es mi unico amigo en este mundo, hubo alguien mas por quien por quien gustoso mi pecho recibiria una bala y menos mal que no puede escucharme, pero desearia que estuviera aquí… Nathalie.

Finalmente no soy tan duro como aparento, lo que no han conseguido las balas y los golpes, si lo hacen las remembranzas de los seres queridos que ya no estan, no hay llanto en mis ojos ni un minimo rastro de emotividad en mi cara y vos, la triztesa es prisionera en esta coraza necia a la que llamo cuerpo y no pienso dejarla salir nunca…… -Nunca-

Me quedé ahi, sin hacer el mas intencional sonido mas que el de mi respiracion. Abracé mis piernas y apoyé mi cabeza sobre las rodillas, observando con cierta melancolía al rededor. Sintiendome sola y al mismo tiempo algo asi como acompañada ante la idea que mi padre podria estar en ese momento junto a mi.
No, realmente no podia hacer a esa idea, no ahora. Escondí los ojos precionando contra las rodillas, no quería dejar salir a las lagrimas a la tristeza... La odio, odio la tristeza, odio todo lo malo que puede hacer.
Y lo unico que podía hacer era preguntar porque, y porque a mi, porque ahora. Aunque mi verdadera preocupacion era ¿cuando terminaría?.

Y tambien quizás si algun dia lo volvería a ver, completo, de pie... Con una sonrisa o con una lagrima corriendole la mejilla.

Levanté la mirada, y vi una silueta que se me hizo mucho mas que conocida con esos pelos y ese parche... Pero, ¿Las flores?. Era la primera vez que lo veía con flores, obviamente no era el mas astuto para cuestiones amorosas, pero yo sabía que algun sentimiento poseía en algun rincón, o enterrado en lo mas profundo del inframundo, pero estaba y esto era la prueba mas fuerte que veían mis ojos.

Una sonrisa volvio a poseer mi rostro, casi ya olvidando la tumba que tenía al lado, tenía ganas de gritarle e ir corriendo hasta llevarmelo puesto y tirarlo al piso. Y decirle atropelladamente todo este monton de cosas nuevas que estaba sintiendo. El era la figura paterna mas cercana que tenía... Y no sabía exactamente si el lo sabía. Tal vez alguna vez sería bueno decirselo. ¿No?...

Busqué a mi alrededor algo que lanzarle, no me iba a poner a gritar perturbando a los muertos... Mas de uno se retorceria en su lecho. Entcontré algunos pedazos de material repartidos de lo que habían hecho las placas. Le lancé una y le paso por a lado, la segunda en el hombro, pero era demaciado chiquita... La tercera ya era mas robusta y tenía que calcularla a donde la queria dar. En el pecho iba a estar bien...
Lancé la piedrita, y que mejor mala suerte que darle en la cabeza, se me abrieron los ojos como dos platos playos, me sonrei casi largando la carcajada, aunque enrealidad esta temerosa de como fuera a reaccionar. Levanté la mano despacito - Nines, aqui... - susurré y lo saludé con timidez e inocencia desde mi puesto.

Ya lo estaba planeando todo, si se venía cabreado hecharia a la fuga...

Se acerca... se acerca, y me acomodé nerviosa en mi lugar. El me hacia sentir como de quince años otra vez y eso que ya tenía unos cuantos mas. Su primeras palabras fueron lo que yo podía traducir como un; hola como estas, como te trata la mierda de la vida. Si, era el mismo ojo tuerto que habia conocido hace mas de diez años atrás.

Lo tenia ya al lado y sabia cuales eran sus intenciones. - No.. nooo.. - le dije intentando de apartarme hasta que me agarro por el cuello como si fuera un animalito de dios y me dió el coscorrón de la vida. - Diablos. - dije muy bajito como si intentara que no me escuchara, mientras intentaba zafarme. - ¡Nines! nooo... ¡pueden estar viendonos!. - Dios tragame tierra, lo que me hacia. Le solté entonces una sutil descarga electromagnética, generosidad cedida por el implante biótico en mi cuerpo. Finalmente pude sacar mi cabeza de la prision.
Intente acomodarme los cabellos.

- Oh Dios si.. .Aire. - respire profundo y despues me reí por el teatro que habiamos estado armando en medio del cementerio. - Que te trajo hasta aca?. Yo vine a ver si... - Miré la tumba al lado mio, por poco y ya se me olvidaba que estaba ahi, y ahora que Nines estaba ahi poco me afectaba, ¿le estaria perdiendo el afecto a mi padre? - Sigo buscando el cadaver de mi padre. - poco tacto?, quizás me lo habia contagiado él..

- Y lo de las flores... - mi cara de risa era insuperable pero claramente me estaba aguantando. - ... Hubiera pagado por ver como te miraban. - traduccion: lindo detalle. Me reacomodé en mi lugar haciendo algo de espacio para que se sentace.

El culo sobre un muerto... de un salto me le tire ensima - Que asco porque no me avisaste antes!. - estaba aferrada como gato al techo, no me gustaba para nada eso de estar ensima de los muertos, nada mas me faltaba que sacaran una mano y me quicieran arrastrar para adentro con ellos. Aunque si volvi a los 170 heroes, me empezaba a precionar un poco el pecho... Es decir, yo soy parte de la UFE y arriesgo mi vida por mis ideales mas que el de los demás. Alla todos andan con caras lánguidas yo eso me lo guardo para cuando me muera, que voy a tener todo el rato en mi tumba para asustar a los gusanos.

Pero, cuando mensiono de que mi padre podría seguir con vida, realmente no sabia que pensar. Me solté de el y me encogí de hombros como si intentara no darle mas importancia de la que en realidad tenía. - No lo sé. Ya no se que pensar... - dije mientras tomaba una ramita y escarvaba un poco con ella. - Tal vez si... tal vez no. Pero, algo me dice que esta del bando... - yo era bruta deveras, no podía ponerme hablar de bando asi como asi. - Bueno sabes que soy de la alianza. - intentaba arreglarlo. - Y que fue mi padre el que me injerto el dispositivo EO. - y que mas decir al respecto, todo estaba claro, mi padre estaba en la corporativa Banshee, si esque vivia...

- Lo demas te lo dejo a tu imaginación. - Volvi a mi pose anterior, solo que esta vez puse mi brazos sobre mis rodillas, realmente sufria por todas las concecuencias que unos pocos ocacionaban a todos los demas, y sabia que no era la unica afectada... Obviamente debian haber mas como yo.