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    Mensaje por Nathalie Orions Jue Nov 18, 2010 6:00 pm

    Mis pasos en el pasillo, torpes... Indicando que llevaba sobre peso. Su voz, su estupida voz hablando como si fueramos del mismo sexo. Hablando cosas de hombres, pero hablando y hablando como una cotorra. - Si que bien, apurate que esto me pesa... - Le dije forcejeando un poco con la caja que llevaba mas de una docena de armas. ¿Porque no las llevaba el?, ¿porque era un machista?. ¿Machista?, ¿que los machistas no se toman su rol demaciado enserio?, es una maldito acomodado, eso es lo que es, niño rico. Si me salia una ernia a causa de esto... Si me llegaba a lesionar a culpa del peso, me iba a conocer.

    - ¿Sabes que?, nunca pense que las mujeres fueran utiles para la armada, con sus chucherias para las uñas y sus peinados raros... - ni lo conocia y el menos a mi, pero era el tipico soldado acomodado, el que hablaba mucho y seguro que lo mandaban a las ultimas filas para que no se rompiera la uña, me mordi el labio por dentro y me tragué las palabras... En estos momentos extrañaba a mi tutor, es decir, a Nines que era como mi padre y el me habia enseñado un monton sobre combate, hasta salvando ese lado maldito que existe en todas las pesonas... El mio era algo raro, y no me interesaba en lo absoluto. La maldad viene acompañada de la tristesa, del cinísmo. Dos cosas en las que no estoy interesada en absoluto.

    El cabrón siguia hablando idioteces. -... Incluso yo creo que no deberian dejarlas entrar. Supongo que el primer error de la civilización es haberles permitido formar parte del estado. - cerré los ojos orando para que a la sala de armamentos le salieran patas y viniera a nosotros mientras nosotros a ella, eso apuraria el tramite.
    - Si, ¿ya llegamos? porque me esta doliendo la cintura. - encima caminaba como su tuviera una prótesis entre las piernas... una pasta.

    Era la primera vez que iba a tener acceso a la sala de armamentos, e iba como mula de carga, pero bueno por algo se empieza. Afortunadamente ese "Dios" habia oido mis plegarias y el jodido me indico que ya habiamos llegado. ¡Gracias a Dios!, pero no iba a decirlo en voz alta, a ver si el niño concentido se molestaba. Se acerco al tablero para pasar su tarjeta y la clave, volteo me miro y dijo: - Date vuelta no puedes verla. - no le regale una trompada porque tenía las manos ocupadas pero me di vuelta para que el cabron tipeara creyendosé que yo no reconoceria la secuencia. ¡Porfavor!, era una master en la mecanica podía abrir esa puta puerta sin necesidad de la puta clave. Resople.

    Despues de oir que la puerta estaba abrierta me voltee ya con cara de: me jodes y te ganas una cirujía estetica en tu nariz de tucan. Entramos y me quedé casi anodada de todas las clases y tipos de armas, separas perfectamente por utilidad, peso, y calibre. Bajo estas mismas se encontraban las baterías de los lasers, cada cual con su identificación. Bombas de humo, de nitrogeno y nitroglicerina. - No mires tanto hay trabajo que hacer. Ven parate aqui. - Le seguí los pasos y me quede junto a él, mientras el abría la caja. ¿Que me tenía de mesa!?.

    - ¿Para esto me trajiste?. - Tres, dos, uno... cuerpo a tierra!. - Si quieres alguien que te tenga la caja traete un robot. - me miró sorprendido, pero su expreción cambio... para mal.
    - Ese no es tono ni forma para dirigirse conmigo ¿Acaso esta faltando a mis órdenes?. Esto te puede... -
    - ¿¡Me puede que!? - Le repliqué furiosa, estaba podrida que me trataran de estupida porque no llevaba su amargado estilo de vida. - ¿¡Que vas hacer soldado!?, irle llorando a tus padres!?. - El tendría coronita, pero no tenia los años de calle que varios traíamos, y los mios habian sido bastante duros para que un nene de mama venga a joderme la existencia.

    - ¡Hablaré esto con un superior!. - Me replicó levantandome el tono de voz, y voltéandose mirandome fijo, y realmente furioso.

    - ¡Haslo!. - Le reté, que iba a deciles, que no habia obedecido a las ordenes de ¿quien!?, ¿quien era el para dar ordenes?. Si en su pecho no llevaba ningun tipo de honores, pero si seguía asi yo le iba a dejar los honores estampados en la cara. Las voces atrajeron al lugar un par de compañeros que procuraron intentar cambiar la fiera que habia despertado en el idiota de Cristopher. No sirvio claro que no, y se fueron seguramente a buscar alguien que si pudiera sosegar la cuestion. Ya que seguiamos discutiendo mientras el seguia con sus amenazas de que haría que me sacaran de las fuerzas y blablabla. Puro blablabla.

    - ¡Tu no eres mas que una niña probeta!. - Se me cayo el alma al piso, y me quedé mirandolo. ¿Niña probeta?, ¿acaso estaba diciendo que yo era un invento de laboratorio?... Almenos eso justificaría el porque nunca habia oído nada de mi madre por boca de mi padre. La caja ya estaba hace buen rato en una mesa del costado. Cerré mis puños furiosa, al punto que mis dedos se clavaban en las palmas de mis manos una gran parte de mi me gritaba: Golpealo, golpealo!, y la otra gran parte gritaba: haslo haslo!. Entecerré los ojos y me le lancé a las caderas tumbandolo al piso.
    Al tiempo que lo soltaba para enderezarme y darle motivos para una buena cirujía su gancho izquierdo se encontro con mi mejilla volteandome al piso. AUCH!, eso si había dolido. Pero, me le volví con todo golpeandolo con la derecha en el ojo y parte de la nariz... Estaba decidida a mandarlo a la enfermería.
    Obviando que era hombre se levantó volteando y dejandome a mi en el piso. Me cubrí el rostro con ambos brazos como lo haría un boxeador, y asi me salvé de su primer golpe, pero el segundo lo dio en las costillas.

    Estiré una mano y haciendo uso de mi habilidad electromagnética atraje a mis manos un arma de la exibición, la tomé e inmediatamente lo golpee en la cabeza con la empuñadura. Aporbechando el reflejo de cubrirse lo lancé al piso.

    Me coloqué sobre el, trabando su cuello con mi codo y apuntandole con un arma sin bateria...- One, Two... - su cara de horror era realmente graciosa, era un completo imbesil, ¿no sabía que estaban descargadas?. - y Blooock!. - el sonido de mi boca fue acompañada por un risita burlona. Sin embargo, el no se lo tomo tan a chiste, me tomó de los brazos y en un par de movimientos me lo inmobilizó, tipico de lo que se aprendía en la academia.

    Pero, era una mala idea si no conocias la felixibilidad de tu contrincante. - Ahora vendras conmigo a la oficina del capitán. - si claro en sus sueños iba a ir asi.

    - Lo que tu digas ceja sangrante. - me encargué de darle una descarga electromagnética bastante pesada, pero no suficiente como para dejarlo frito, asi logre que me soltara y me levante. - No vuelvas a tocarme o te juro que... - lo miré con algo de rabia pero, ya me habia descargado a los golpes.
    Nathalie Orions
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