Momentos de Tensiones [Ilena Manning]

La puerta finalmente se cerró, mis ojos quedaron mirando el brillo de esa perilla imitando el color del oro. Mi mirada era penetrante y seria, mi rostro estaba levemente inclinado hacia abajo, mis codos estaba apoyados en el escritorio, mis dedos estaba juntos por solo unos centímetros, mientras que mis manos estaban a la altura de mi rostro.
Estaba muy cómodo, me sentía bien, pues claro, estaba en mi oficina, lugar que no suelo visitar mucho, ya que la mayor parte del tiempo la paso en cuarto de entrenamiento o en mi casa.
La silla era de cuero negro, este tenía un respaldo sumamente cómodo, al igual que su asiento.
Era el mayor Smith quien aparte de darme la lista de los nuevos reclutados, vino a dar aviso de lo que estaba sucediendo en la base.
Eso me había dejado enojado, cabreado y débil. Odiaba que me dijeran como hacer mi trabajo, como seguir mis planes.

Gire mi cómoda silla, y mire al exterior, donde había una gran ventana, ilustrando un paisaje típico de la tarde. El día estaba nublado, perfecto para entrenar a las afueras de mi residencia. Cerré un momento mis ojos y encendía la radio que estaba al otro lado de la habitación, dando “play” al tema Symphony No. 7 in A Major Op 92. Allegretto.

Sabia que tarde o temprano llegaria el momento de visitar por fin la oficina del jefe. Nunca habia tenido la necesidad de pasarme por ahi. Era una mujer bastante respetada que hacia bien su trabajo y que no necesitaba que le llamaran la atencion, siempre cumplia las ordenes al pie de la letra y usaba su arma como pocos. Me encantaba ese lugar... pero hoy tenia curiosidad.
No sabia exactamente para que me habia mandado a llamar pero obviamente me dirigia a ese lugar sin preguntar ni poner objeciones. Las obligaciones se cumplian y las ordenes del jefe eran las mas importantes de todas.
Sabia que habian mandado la lista de los nuevos miembros, y a pesar de que yo no era nueva en la base, si lo era como soldado al mando... Era un honor para mi estar entre las tropas de la Fuerza y sabia que cumpliria con mi deber lo mejor que se podia y mas aun.

Caminaba lentamente por los pasillos de la base mientras hacia unas pequeñas bolas de fuego en mi mano para distraerme un poco y no ponerme tan nerviosa. Me haria algun cuestionario? Me pediria que le mostrase mi don? me haria salir a probar mi tiro o fuerza? -no seas cobarde Manning- me dije a mi misma. a donde habia quedado esa mujer ruda? era este el momento de demostrar quien era y de que estaba hecha.

Toque la puerta con suavidad, si el estaba adentro me escucharia sin problema. Traia puesto el unoforme de la base y el cabello suelto, no me gustaba atarmelo, sentia que mi pelo vivia demasiado como para enfrentarlo a esas circunstancias.
Espere paciente a que me indicara que podia pasar, o simplemente que me abriera la puerta.

Pensé en su rostro, en su cabello, su olor, sus ojos… sus maravillosos ojos, cuanto daría por volver a verla, mataría… ahora mismo, saldría corriendo para espiarla, ver que hace, observar que es lo que toca, lo que mira… todo. Pero, me tenían “fichado”. Además, no podía arriesgarme.
De pronto tocaron la puerta, mis ojos se abrieron de pronto, lo primero que vi, fue el exterior, y ese molesto sol. Con mi mente apreté el botón de “pause” gire mi rostro mirando a mi lado mi mirada estaba centrada en el suelo y dije - ¡adelante! – aun si girar mi silla.

Escuche la manilla girar, la puerta de abrió por completo y luego me gire.
- ¿si?... ouh, Manning, adelante- la invite, cerrando la puerta tras ella.
Ella era una chica especial, en el sentido de que tenía una gran habilidad, un gran poder, aun no tenía claro lo que era exactamente, nunca he tenido la oportunidad de saberlo con conversarlo. Se podría decir que Manning estaba dentro de mis favoritos, era dedicada, siempre dispuesta, y ruda, fuerte…

- ¿Qué sucede? – pregunte frunciendo el ceño.

Los nervios o la ansiedad de poder entablar una conversación con el hacían que mi cuerpo vibrara de emoción produciendo que se formaran pequeñas bolas de fuego en mis manos y se eliminaran a los pocos segundos. Trataba de controlarme, pero este momento lo habia esperado por mucho tiempo y claro, no quería estropearlo. No tuve que esperar demasiado a que me atendiera. Escuche su rave voz desde adentro que me indicaba que entrara y asi lo hice, de manera rápida aunque no del todo segura.

Entre con sigilo y con expresión serena pero seria a la vez. No podía demostrar alegría o entusiasmo al estar frente a el aunque me naciera hacer eso. Era un soldado experimentado y demostrar los sentimientos no era algo bien visto, además de que particularmente no me gustaba hacerlo. No me gustaba que supieran como estaba o que era lo que sentía y eso lo habia aprendido desde pequeña en el orfanato.

Lamento interrumpirlo señor, pero quería presentarme ante usted ya que estoy en las nuevas filas de la tropa principal, y si no estoy mal informada usted ha recibido un informe detallado de toda la guardia –aun seguía de pie con los brazos al costado y las piernas juntas, en posición de discurso. –se que esta intrigado por conocer mis habilidades señor y me tome el atrevimiento de venir a verlo para decirle que aquí estoy para cuando disponga, estoy preparada para las adversidades o los controles que hagan falta –esperaba que comprendiera mi postura. Yo estaba con el pese a todo y contra todo y quería que el estuviera seguro de mi fidelidad hacia las fuerzas. Haría lo que fuera necesario para ganarme su respeto y honor.

Deje el lápiz a un lado, me acerque mejor a mi escritorio y junte mis manos, escuchando atentamente a todo lo decía, mire su postura, su forma de hablar, cada detalle podría demostrarme la forma de ser de alguien.
- Toma asiento… - le dije finalmente.
A decir verdad, no conocía a nadie de los soldados, solo a los que considero que son de verdadera importancia, como Menning, quien tiene una gran habilidad, me siento muy atraído por sus poderes, si, es por conveniencia. Podíamos tener a un millón de soldados humanos en nuestras tropas, pero todos ellos no se comparaban con un demonio.
- Si, eso lo tengo en cuenta aun, no he tenido tiempo para revisar la ficha de cada uno, creo que… los conoceré verdaderamente cuando los vea a todos en acción. – no me sentía muy interesado.
- He tenido muchos problemas, la empresa me esta absorbiendo mucho tiempo, ya casi estoy viviendo aquí y espero me entiendas… desde que nos libramos del infiltrado, las cosas se han vuelto mucho más densas.

- Te agradezco mucho tu interesa, eso se valora mucho – le sonreí levemente – …espero que la lealtad dura por años. – para mí, la lealtad había que ganársela.

- Dime… ¿Por qué no me hablas un poco sobre tu condición? Me siento, muy intrigado.- a medida de que me levante, camine hasta la cafetera, la encendí, me gire y mire a Manning, esperando que la cafetera terminara de hervir.

Me acerque a su escritorio ni bien me indico que me sentara –gracias –le dije con mi tono formal y algo tosco. Mis pensamientos giraban en torno a saber si había hecho bien en presentarme o no, pero aunque decidiera que no lo había sido ya me encontraba ahí y no podía modificarlo. El también tenia una postura seria y rigida y eso me causaba curiosidad. Necesitaba saber que impresión tenia de mi.

Tiene usted toda la razón jefe, en combate cada uno muestra verdaderamente de que esta hecho –si… para que meterse con tanto papeleo cuando nos podía ver en alguna de las clases ejercitándonos, o en los mini combates que realizábamos para medir nuestras fuerzas y asi superarnos el uno al otro? El era inteligente y eso me agradaba. No era bueno tener a un superior un tanto dejado o que no supiera explotar el potencial de sus tropas o el suyo propio.

Lo comprendo a la perfeccion, y déjeme decirle que esta haciendo un trabajo extraordinario dentro de las fuerzas –esperaba que no sintiera que lo halagaba demasiado o que me mal interpretara, no era mi intención que creyera que “adulando al jefe se obtiene mejor puesto” eso estaba completamente lejos de mis necesidades o ambiciones. Era un soldado y me encantaba serlo, aquí tenia todo lo que quería y necesitaba por lo que no pretendía nada mas. Este aunque nunca jamás lo había mencionado en voz alta, era mi hogar, el único que había conocido.[/color]

Por eso no debe de preocuparse jefe –no me sentía ofendida ya que había visto desfallecer a muchos soldados y la lealtad era bastante vulnerable en estos tiempos –soy leal aunque se que no es fácil confiar en los demás. Este es mi lugar y no lo perderé. Hace de los 15 años que estoy aquí… y aquí me quedare –solo eran palabras, pero le demostraría que lo que decía era verdadero, tanto como lo venia haciendo hasta ahora.[/color]

Pues bien… porque no mejor… le muestro algo y después hablamos de eso – le dije y me di la vuelta en la silla mirándolo. El se puso de pie pero podía ver perfectamente la bola de fuego que había hecho aparecer en mi mano. Esta giraba mientras que se agrandaba haciéndose mas grande que mi mano y volviendo a achicarse al tamaño de la cabeza de un alfiler. Hice esto varias veces, como para que comprendiera que podía manipularlo a mi antojo.[/color]