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Mensaje por Kerrigan Vie Nov 19, 2010 9:05 pm

Y así fue, como de pronto en el cielo, una criatura viscosa, con branquias y aspecto repulsivo a la vista, llega a Veneti, con intenciones de conquista y venganza tras haber planeado esto eones atrás por la ya fallecida Supermente. La criatura descendió, dejando a su acceso a la plataforma, un grupo de soldados Ueneti (12), con rifles que parecían órganos viscosos llenos de púas, dignos de nuestra raza. Sus armaduras eran parciales, y poseían unos visores térmicos nocturnos robados a los Asari en la antigua guerra.
Entre los arreptilados seres, emerge una figura femenina, con una ligera coraza violácea, botas taco aguja, púas por doquier... pero lo mas temible era ver sus verdosos ojos en la oscuridad de tan imponente bestia, y sus cuchillas, si... así la habían apodado las noticias... La Reina de las Cuchillas. Kerrigan, dotada de su cabello de aspecto rígido, donde mas que cabello, podían encontrarse tentáculos, se hizo presente públicamente, por primera vez... fuera de Virmire.


-Acaben con todo ser inferior que se interponga ante mi poder! Hoy la alianza caerá, y los seres vivos de este mundo, perecerán.-

Kerrigan apunta con su filoso dedo hacia unos guardias que ya le disparaban a la imponente criatura, ignorando su descenso de ella, solo fue necesaria una ráfaga de disparos de los rifles comandados por su líder. La Reina de las cuchillas no conocía la piedad, el perdón... nada de eso... su propósito en esta vida era la venganza, la avaricia, y el poder.

-Tomen posiciones, nuestro Overlord debe sanar de sus heridas, cubran el perímetro, y prepárense, esperamos resistencia, si es que están a nuestro nivel, el nivel de la perfección de esencia.-

La Reina de las Cuchillas era mas que una simple reina, era ademas, un líder espiritual, vigorizaba a sus fuerzas con discursos acerca de su perfección de esencia, marcando que son superiores en intelecto, contrario a sus enemigos, los Asari, quienes gozaban de la belleza.
Los soldados se habian colocado, cubriendo el unico acceso terrestre a la plataforma, aunque algunos de ellos, contaban con un lanzamucosas (Bazookas, pero que lanzan bolas de mucosidad que afectan los sistemas electrónico-mecánicos) y dos Rifles de Ácido de presicion (Rifles con munición ácida).
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Mensaje por Louis Lindemann Vie Nov 19, 2010 9:29 pm

- Entendido… - fue lo último que dije por el radio que tenía en mi muñeca, no era visible, pero podía hablar a la perfección hacia el comando del ejército.
- ¡Niñas! Se ha presentado un ataque de los asquerosos Ueneti… los quiero a todos en 1 minuto en las naves… - dije nuevamente por mi muñeca, en donde avisaría a todas las tropas de la UFE.
Me dirigí de prisa al cuarto de armas para sacar mi adorada arma, el Rifle Laser Tactico.

Todos corrían de forma ordenada hacia las naves, detrás mío estaba los Tenientes de cada color del ejercito. – necesito que el grupo Azul cuide las espaldas del color rojo, quienes entraran de forma rápida para atacar a los Uenetis. mientras que el amarillo, me seguirá…

Por fin, habíamos llegado, era la nada misma la protección que había en ese momento, estos monstruos son demasiado poderosos y despiadados, además ser agiles y de un nivel superior.
La primera tropa bajo inmediatamente por cuerdas de las naves, mientras que mi tropa bajo directamente de la nave en el suelo, mientras los otros ya estaban adelante protegiendo la delantera.

Estábamos demasiado arriba… de seguro estos animales habían bajado… - vamos! Vamos! Vamos! – dije con fuerza y rapidez.

Finalmente llegamos al corazón de todo, estaban allí, esas cosas verdes que solo dan ganas de matarlos, con ese tacto visual, comenzaron a escucharse el sonido de los lacers saliendo de miles de armas. Mientras lo que es yo, buscaba al responsable de esto.
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Mensaje por Kerrigan Vie Nov 19, 2010 9:43 pm

Fuerzas especiales Venetianas hacían su aparición, los Ueneti respondieron el fuego enemigo, lanzando granadas de humo toxico y vaciando sus cargadores de esas bellas balas ácidas que tanto los caracterizaban. Este grupo parecía ser respaldado por uno sobre la plataforma, en una nave, luego detectada por el uniformado de la Lanzamucosas, para averiar sus sistemas, y los francotiradores, para eliminar a su piloto.
Kerrigan coloca sus dedos en su boca, produciendo un sonido desgarrador y agudo, indicando la nueva salida de otro escuadrón, este era uno de asalto, solo portaban rifles de combate.


-Erradiquen a estos sacos de carne, ábranse paso hacia la base de la plataforma!- Ordena con su indice, en forma de gancho. -No tomen prisioneros.-


La Reina de las cuchillas, se funde entre la materia, haciéndose apenas visible, como característica básica de su raza, buscando al líder de su ligera resistencia, seguro era el mas condecorado, pero había que ser precavidos, y conseguir el factor sorpresa.
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Mensaje por Louis Lindemann Vie Nov 19, 2010 9:59 pm

En mis manos poseía mi arma, estaba completamente aliada a mi, no había posibilidad de perderla, mis ojos estaba muy pendientes, quería saber quién era el cabecilla de este gran grupo.
- 625! 625! – avise a los demás, había una gran masa de cosas verdes disparando desde arriba.

En una de esas, uno salta encima de mi soldado, mientras que rápidamente le disparo justo en la cabeza, haciendo que este volara hacia otro extremo, mientras que mi soldado había muerto con el impacto.

Seguí delante, me imaginaba que en este lugar estaba la Miss Lilith, quien debía procurar su protección.

- Recuerden que estos animales son buenos para escabullirse… - me detuve un momento, había algo raro… entramos a un pasillo, estábamos los 9 completamente solos. Mis ojos no dejaban de moverse, mis pies completamente pegados y atentos en el suelo, ms respiración comenzó a aumentar, pero mis sentidos estaba más vivos que nunca.
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Kerrigan al poder (Libre para los que quieran) Empty Re: Kerrigan al poder (Libre para los que quieran)

Mensaje por Nathalie Orions Vie Nov 19, 2010 10:37 pm

Estaba metiendole mano al comunicador, estaba haciendo algun tipo de experimento loco... Mecanica que esperaban, para cuando el llamado del General Lindeman me sacudio los oidos, el timpanos los cesos y hasta el trasero de la silla, habia aumentado demaciado el volumen. Los ruidos agudos me ponían los pelos de punta, demaciado de punta, detesto los chillidos.

Insultando a los cuatro vientos me levante, y terminé de colocarme el traje de batalla, inmaculadamente blanco al cuerpo. Cada fiba se conectaba a los puntos nerviosos para aumentar la percepción tactilar. Algo que facilitaria la deteccion de emboscadas, me coloqué los lentes de visión nocturna, no habia que obviar nada. Tomé el arma que estaba experimentando, le había agregado algunos detalles que había comprado en negocios de compra y venta negra en los barrios bajos del hábitat. Estaba lista y esperando a ser usada, un arma laser convencional con un poder amplificado y auto recarga, es decir... no necesitaba esas porqueria de baterias iónicas.

Salí corriendo, eramos la minoría los que aún estabamos entre los pasillos, las corridas idas venidas, gritos... Mi mente se había vuelto una heladera. Hiba derecho al cuarto de armamentos que se encontraba abierto a todo publico. Esto estaba picante, no habían dudas... Tomé bombas de nitrógeno, nitroglicerína y un par químicas. Las colgué de mis caderas, eran particularmente pequeñas por lo que podía portar buena cantidad pero, letales. Las envolví con el cinto especial que les dejaria a salvo de mis idas y venidas.

Mi arma personificadas, la coloqué en la abrazadera de mi pierna, tome un rifle laser con mirador y linterna, dos en uno... Tres baterias en caso de emergencia. Miré de reojo esas molestos respiradores compáctos... Pocos habian llevado, tome un par, en caso que necesitara salvar a algun compañero. Salí colgando el rifle en mi espalda. En pequeños grupos habían tomado ya las respetivas naves.

Estaba casi sola, y no me iba a poner a esperar quien mas tenía ganas de ir arriesgar el cogote, ignoré casi todas, excepto la Avius Liger, para mi la mejor de todas, veloz, silenciosa, armada y con un aspecto facilmente camuflable en la oscuridad. ¿Para que mas?. Era una desicion riegosa, pero correría por mi cabeza no la de los demas. Monte la nave al tiempo que oía el ultimo aviso del general. - 625?... mierda... - apenas pude hablar, se me puso la piel de gallina. Encendí la nave y partí hacia alla viendo algunos grupos resagados.



El viaje fue riesgosamente veloz, esquivando otras naves de compañeros que aun no llegarían hasta un rato despues que yo. Ese era el problema con las grandes naves, ninguna como la Avius.

Veneti, la ciudad del império humo, mucho humo. Eso era todo lo que lograba visualizar desde lo alto, el terror me invadía el cuerpo repiré profundo y lance la trompa de la nave hacia abajo mientras desendía en espiral, la humarrera daba paso a una mejor visión. La resistencia de la entrada tenía a una cosa asquerosa que mi radar no identificaba como algo humano exactamente. - Resistencia de la entrada, retrocedan. Llego la ayuda aerea. - Decirlo era casi casi, excitante, la adrenalina corría por mi cuerpo los disparos pasaban erráticamente en rededor de la joya del Avius, ¡había aprendido a pilotear antes que la tabla del 2!, sabía desarmar una transmisora antes de saber que diablos era una amonestación...

Un último giro me dejaba a los escasos mil pies de altura, la trompa de la nave mirando directamente hacia... ¿¡Que mierda era eso!?, los laser de la nave descargaron sobre el desforme individuo de a pares, levantando una cortina de humo, y un chorro viscoso y asqueroso hacia la nave que mancho parcialmente el visor. Mi grito fue la coronación al hecho mientras un disparo impactaba en el costado izquierdo de la nave, obligandomé a un aterrisaje algo forazado a distancia del lugar de impácto.

Desendí de inmediato no tenía tiempo para diplomaturas, observé el disparo, solo había averiado algunos cables, podría conseguirlos en algun lado y volver luego. Pero, primero lo primero. - Solado Orions reportándose al combate. A calculados cien metros de la zona... Espero órdenes. - di funcionamiento a las gafas de visión nocturna, tomé mi arma personalizada y comencé el trote hacia las instalaciones.
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Mensaje por Kerrigan Sáb Nov 20, 2010 1:11 am

Era lógico que comiencen a llegar perros sarnosos al campo de tiro, la limpieza era tarea obligada. Kerrigan, utilizando su psiquis, comanda a su ejercito Uenetiano para refriega frontal, mientras un escuadrón preparaba el equipo táctico especial.

"Equipo Táctico, requiero escolta, infiltración, búsqueda y asesinato." Las ondas psíquicas tenían la ventaja de que no podían ser interceptadas, era su vinculo con el enjambre Dunmer.

Las naves comienzan a llegar, molestas como insectos en el aire, solo una onda mas, aun conservando su camuflaje fue suficiente para que un grupo de soldados comiencen a esparcir por el suelo la biomateria que tanto beneficio les trae, masa gelatinosa de color violáceo, donde podrían montar sus cepas antiaéreas. Un Dunmer con larvas conectadas a su espalda, fue el que esparció las cepas en los bordes externos e internos donde se encontraban los implacables reptiles. Las larvas mutaron velozmente, siendo cubiertas por valientes Ueneti, formando viscosos insectos que escupían gelatinoso ácido, para contrarrestar el ataque aéreo, focalizando la infantería en el ataque terrestre.

La Reina de las Cuchillas utilizo su telequinesia para lanzar un par de bombas de gases tóxicos, para dispersar a los enemigos mas próximos. Rabia llegado la hora, entrar, eliminar y conquistar... tan fácil como coser y cantar. Junto a su escuadrón camuflado táctico, Kerrigan proponía la búsqueda del líder.


"Acaben con los circundantes, rapido... controlen al central... el es mio.."

La orden fue clara, armados solo con una cuchilla filosa, y un rifle de acido ligero, acabaron cada uno con su objetivo, mientras la sensual reina ueneti, se aproximaba a su comandante, acuchillandolo violentamente con sus extensiones oseas, sacudiendolas posteriormente, para evitar dejar rastro de sangre alguna en ellas.

"No es al que buscamos, debe haber otro de mayor rango, apurense!"

El escuadron, avanzaba frente a Kerrigan, manteniendose lo mas escondidos posible, mientras la Reina coloca su dedo medio e indice a un lado de su cabeza, redirigiendo un mensaje al Overlord que les proveia transporte.

"Libera a los sabuesos, a todos ellos..."

De la gran masa viscosa, asediada por los disparos, aun tenia un par de trucos bajo la manga, mientras por dentro, algunos ueneti intentaban regenerarla.

Kerrigan al poder (Libre para los que quieran) Zergling_SC-G_Art1

Los sabuesos, la mascota preferida de Kerrigan para cazar objetivos escurridizos, fueron liberados un poco mas de media docena, llendo en grupo, como suelen ir sus manadas, para acabar con cualquier ser circundante que no fuese Dunmer.


Mientras tanto, el equipo táctico parece tener en frente a un líder potencial, enviando ordenes a quien sabe, repitiendo números como si estuviese desesperado. El acecho comenzaba, rodeándolo poco a poco, para, de un solo momento, acabar con todas sus tropas circundantes, haciéndose visibles.

La infantería comenzaba a ganar mas terreno, los soldados enemigos asesinados se fundían con la avanzadilla de la biomateria que cubría la punta de la plataforma.
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Mensaje por Jacqueline Ess Sáb Nov 20, 2010 2:35 am

¿Cómo era posible? No lo sé, pero de un momento a otro, la dormida reina Kerrigan, abeja madre de los Ueneti, había decidido despertar y derrumbar el Imperio de la Emperatriz Claudia. A fin de cuentas ella y yo teníamos puros intereses de protección y ayuda política: ella me ayudaba a permanecer "legal" en el Concejo y yo le ayudaba con protección de cualquier tipo en cualquier momento.
Clotild, una de sus damas de compañía -o algo por el estilo- había mandado una señal a mi comunicador privado con un mensaje corto:

AYUDA. UENETIS EN LA EXPLANADA. KERRIGAN CON ELLOS. CLAUDIA EN PELIGRO. ALIANZA INCOMPETENTE. TU. SOLA.

Si estaba pidiendo mi ayuda en específico era porque realmente les estaba yendo mal. Así pues, mi equipo normal no estaba del todo correcto para portar en el momento. No, lo que necesitaba era una coraza diseñada por tecnológicos uenetis, con actualizaciones Asaris y escudos fabricados por humanos. Era un traje completamente aerodinámico, flexible y bien equipado.
En la Alianza me habían entrenado para infliltrarme en terrenos completamente llenos de enemigos sin ser siquiera escuchada. Hoy era el dia en que necesitaba poner todo eso en práctica una vez más.
Tomé el traje del estante especial de mis aposentos, me lo coloqué y tomé las gafas de mira nocturna-térmica que Marcus mismo había inventado. Algo que le valía por un bono de...
En el comunicador del traje tecleé un mensaje rápido para Marcus. Era el que más me importaba en la Corporación y al que le dejaba el cargo mientras me ausentaba:

MARCUS. MISIÓN PERSONAL. ESTARÉ FUERA. QUEDAS A CARGO.

Dejé de teclear e inmediatamente le informé a mi mercenaria aérea que necesitaba de sus servicios, en especial, el de camuflaje.

Partí junto con la mercenaria desde las instalaciones de Banshee hasta Veneti, mi tierra natal. A lo lejos pude ver cómo un grupo de marines de la alianza combatían a sudor contra los reptiles de Ueneti. Di un vistazo de reconocimiento. Habían simples soldados Ueneti, hasta Sabuesos. Todo se veía bastante mal. Sin embargo, yo iba por el pez grande: Kerrigan.
Si bien sabía que no podría contra la reina yo sola, entendía que podría negociar ciertas cosas con ella. Yo era su enemiga natural, sin embargo, en el momento lo que ella quería -por lo visto- era capturar a la cabeza grande de la Alianza. ¿Para qué? No lo sé.

Cuando estuve lista para el lanzamiento desde la nave, presioné el botón de camuflaje del traje y me lanzé al centro de batalla.
Caí en la tierra levantando un bulto de tierra. Un par de Uenetis Guerreros se dieron cuenta, pero mis reflejos fueron más rápidos y alcancé a neutralizarlos con un impulso biótico. Me escurrí entre el campo de batalla, matando Uenetis y sabuesos a mi paso. Me escondía entre arbustos, reptaba por el piso e incluso tuve que hacer algo de gimnasia para evitar los ataques que no iban dirigidos a mi.
Necesitaba a la reina y solo a ella, los demás me valían un pepino terrestre.
Me escondí entre un pilar del techo de una tienda, di una mirada rápida.
"Lindemman protegiéndose del fuego enemigo... oficiales de la Alianza con bajas significativas... Kerrigan dando órdenes a sus subordinados... estoy a nada de ella... pensé.
Me moví rápidamente desde el pilar y comencé a caminar con sigilo hacia la reina, moviéndome entre paredes, heridos y muertos.
El campo estaba teñido con la sangre de los caídos y yo trataba de no pisarla para no informar mi presencia.
Activé los lentes, dejando que la visión cambiara a termo-nocturna. A lo lejos, pude ver a Kerrigan con sus largos tentáculos que simulaban cabello. Necesitaba tomarla por detrás con la pistola de aguijones, hablarle y convencerla de llegar a un acuerdo.
Saqué mi hermosa pistola de aguijones rosados, uno en el cuello y quedaría inmovil por un tiempo.
Pasé corriendo entre Uenetis, cuando me vi entre muchos, solté una explosión biótica que mandó a muchos al carajo. Corrí más rápido y me pegué a la pared que quedaba a metros de Kerrigan. Lentamente caminé, agachada para que mis pasos fuesen sordos y cuando la tuve cerca, la tomé por el cuello y el camuflaje se desactivó; con la otra mano sostuve la pistola de aguijones cerca de su tórax y, mediante un impulso biótico directo de mi columna, envié la energía oscura alrededor de la reina Ueneti. La masa de energía biótica se extendió por el cuerpo de Kerrigan hasta sus extremidades que tenían forma de cuchillas, encerrándolas en esa membrana azulada para evitar que con ellas me atacara.
- Vamos a hacer un trato, Kerrigan.-

Off:
el dichoso trajecito XD:


Última edición por Jacqueline Ess el Sáb Nov 20, 2010 1:14 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Nathalie Orions Sáb Nov 20, 2010 12:48 pm

No me iba a quedar parada esperando órdenes, no esa no era exactamente yo, ademas si quería sobrevivir en esta rienda habia que correrla, quien se queda quieto muere y morir no es algo que tenga en mi listado de mayores de deseos. Escuche disparos a mis espaldas, y de la asquerosa viscosidad que se había pegadoal visor se habia vuelto algun tipo de arma alienígenas... Como los odio, ellos y su estúpida rapida adaptacion al medio. Aún sin detenerme del todo, tome de mi cinturón una de las bombas de nitrógeno, la lancé sobre la mutación. El efecto criógeno la volvió polvo, como era de esperar...

La percepción aumentada del traje me permitió sentir movimientos cercanos, muy veloces. Me lancé hacia adelante y abrí fuego casi a discreción dando con alguna especie asquerosa de sabuesos mutantes, giré un par de veses y he hice uso de la nitroglicerina haciendo que volaran a pedazos como si fueran confeti para fiestas. Las manchas de su viscosidad se exparcieron por varios lados, incluso manchando mi traje - ohoo, que asco. - Levanté la mirada, el cuerpo y retomé la corrida. Hice alarde de mi habilidad fisica preferí esquivar los ataques.
Media docena de naves de las Fuerzas Especiales aterrizó bajando de estas grupos concentrados de soldados; los "refuerzos" habian llegado y a buena hora, necesitaba algo que distrajera los disparos enemigos.

La batalla se libro en un abrir y cerrar de ojos, me refugié tras una de las naves, encontrandome con copañeros. - ¿Tienes miedo?. - el parecia estar desarmandocé a pedazos para los temblores, si seguía asi lo eliminarian mas rapido que un suspiro. Afirmó. - Es normal, yo tambien... - le conteste y despegué la espalda del metal, ya habia retomado algo de aliento. El frente enemigo se avalanzó habilmente sobre la nave, me separé y lance nuevamente una bomba de nitrógeno haciendo que las bestias ardieran por la baja temperatura.

No estaba razonando, correspondía a un extraño instinto de supervivencia pulido y mejorado, los disparos ensordecían, las luces de las explosiónes varias eran flashes. El mundo se movía casi a camara lenta frente a mis ojos, soldados llendo y viniendo, mi temeroso compañero habia salido corriendo huyendo como una gallina. Asomé disimuladamente el rostro tras la nave, soldados de las Fuerzas, y enemigos luchando casi a la par, disparos y sarnosos perros atacando por las espaldas. Cubriría por un momento la retaguardia eliminando esas bestias asquerosas de una forma mas... ¿Electrica?, debía guardar algo de explosivos para la entrada...
Deje el laser en la abrazadera de mi pierna y me largué al campo de batalla con ágiles movimientos, mi blanco eran los perros de la retaguardia. Me lancé sobre uno y su crujir llamó al resto.

- Te daré motivo a que gritar! - descargué casi toda mi rabia sobre aquellas criaturas, haciendo que los sabuesos quedaran fuera de combate y varios soldados uenetis, que batallaban a varios pasos, retrocedieran. Hacer uso de mis habilidades bióticas me daban sed de mas, de querer volar todo. Desenfundé ambos laser, y desvié mis pasos nuevamente hacia el resinto, atacando desde perfil, haciendo apoyo al escuadrón aunque mis fines eran otros.
Paré junto a un ventanal, retomé aliento, reacomodé las bombas, alejando las de nitroglicerina de las nitrógenas... Este baile iba a estar movido.

Unos gritos desgarrantes proveyentes desde dentro me pusieron en guardia nuevamente, disparé al ventanal y con un salto luche por treparme, ya en la ventana un par de soldados enemigos se habían distraido de los miembros del consejo y apuntaban sus juguetes filosos a mi persona... Me sonreí incredula, salia de guatamala para meterme a... guatamejornoteasomes!. Me lancé al piso para esquivar los disparos en lo producí una onda biótica que desvió sus disparos al techo y los puso espaldas contra la pared, no dude en apretar el gatillo, solo lo hice... Dos menos.

Voltee a ver a las dos mujeres que lloraban frenéticas, no sabía si tocarles, pero no tenía tiempo para hacer de psicologa. - ¡Huyan! - Un momento, ¿a donde? si todo ardía bajo las llamas de la batalla. - Que digo esto es el infierno, metanse donde no las vean!. - no reconocía sus rostros como grandes intervinientes en el imperio, no valía la pena que arriesgara la vida por sus rostros, a cambio si podía estar segura que donde debía respaldar la resistencia que estuviera ejerciendo el General, si ocaso seguía con vida. Me acerqué a la salida al pasillo, y tomé el comunicador de la muñeca.

- Orions en el perímetro, envíeme su coordenada. - No pude desactivar el comunicado, un puñado de tres soldados ueneti dispararon contra el muro obligándome a apartarme de la entrada, saqué una de las bombas químicas y la lancé al pasillo provocando una cortina de humo para luego disparar en movimiento al otro lado de la habitación, el humo se exparció. El silencio de morgue en el pasillo era todo lo que necesitaba para saber que no había fallado del todo. - Ustedes!, yo salgo y trabaran la entrada, eso si quieren vivir para contarlo. - las mujeres temblorosas acataron la idea, miré fugazmente fuera, algunos soldados entraban a las instalaciones, necesitaba un número, volví a mirar...

Una pareja, tres detrás en guardia. les dejaría tomar distancia y les atacaría por la espalda. Pero debía cubrir la entrada con algo. La resistencia en la zona había caido, y recien entonces noté que habia dejado la comunicacion abierta, la cerre y abrí a las naves de las fuerzas. - Entrada descuidada, por zona sur ventanal abierto. Infiltrarse y cubrir el frente. - No me las podía apañar todas sola, pero debía defender el puesto para asegurarme de no tener soldados mutantes por las espaldas al subir. Estaba segura que acudirían, el campo abierto era un terrible problema para la batalla con estas alimañas pero, en las instalaciones estaban limitados. Las explociones comenzaron acercarse al ventanal, y un grupo de casi 10 hombres de los cuales sus figuras no conocía en lo mas mínimo, habían de ser los mas experimentados, estaban aún mas cargados y armados que yo.

Cubrieron el puesto sin preguntar nada, y hablando con codigos a los que me desentiendo completamente, los típicos grupos cerrados de la Fuerza. Volví a mirar mientras ellos acomodaban el punto de encuentro a su conveniencia, ¿Un fortín?, gran idea... Me hiceron hacia atrás, me perdia entre las voces, los gritos los disparos pero, me querían dejar fuera por "novata". Me separe de la mano del soldado, y miré hacia la abertura de la ventana, hice como si acatara sus ordenes mientras abrían fuego contra nuevas bestias que entraban.

Esperaría que cesaran los disparos, solo a la primera oportunidad saltaría sobre la tapiera, y correría a las escaleras... O me quedaría ahi a coserle las medias, la idea no me gustaba.
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Mensaje por Louis Lindemann Sáb Nov 20, 2010 1:05 pm

Presione uno de los botones que tenía en mi cinturón, donde de inmediato salieron lentes de visión térmica, así podría ver con mayor facilidad, estos lentes era trasparentes y muy cómodos.
A nuestro paso… seguimos con cuidado el angosto pasillo al que habíamos llegado… encontrándonos con la sorpresa se que habían Uenetis derribados, me acerque a ellos, no estaba lastimados, más bien neutralizados… - alguien más está interfiriendo… - dije por el comunicador. – adelante! – dije con toda confianza para trotar hasta el fondo del pasillo.

- Señor! Señor! Se trata de Kerrigan! – dijo uno de los tenientes.
Debía buscar a Kerrigan, este era mi segundo objetivo hasta ahora.

A medida de que avanzamos al siguiente lugar de Veneti, mis guardias y fieles disparaban sin cesar para seguir con la ruta, donde de alguna forma les dábamos un buen tiempo a las tropas que seguían detrás de nosotros.
De pronto nos encontramos con algunos del personal del imperio Asari… - ¿Dónde están? - me refería a Kerrigan, uno de ellos apunto al jardín, un área muy amplia, donde habían arbustos y tierra firme.

Junto con mi grupo, tratamos de ser lo más sigilosos posibles, mientras active un campo biótico para no ser atacados con alguna sorpresa… pero fue otra la sorpresa.
Una persona ya nos había ganado, no podía identificarla muy bien, estaba al fondo del jardín. Aquella figura blanca y bien preparada, estaba amenazando a Kerrigan – alto! – ordene al grupo de hombres. Quería esperar al momento oportuno para atacar.
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Mensaje por Kerrigan Sáb Nov 20, 2010 6:49 pm

El escuadrón táctico fue sorprendido por las unidades del Capitán General, Kerrigan se mantuvo atrás, pero alguien había tomada ventaja de su descuido. Un aura azulada rodeaba a la Monarca Ueneti, evitando que se moviera.

-No pienso hacer tratos con un Asari, no tienes asuntos en este encuentro, renegada...-

Kerrigan conocía a su atacante, era Jacqueline, habían ido juntas al entrenamiento de espías, cuando era Asari. La telequinesia sonreía a la Dunmer, para cuando tomo una de las cuchillas de uno de sus fieles soldados, para ejecutar un rápido movimiento a una de las piernas de la Asari, para desconcentrarla momentáneamente, pudiendo así, brincar lo suficiente como para patear su mano, la que portaba el arma, para impulsarse de forma amenazante contra el Capitán General.

Algunas tropas tácticas sorprendieron a los allegados del General, mientras un grupo de infantería ejercía fuego de supresión, para acercarse a Ess.

Kerrigan se mueve en zig zag, empezando por su propia izquierda para poder rodear la espalda de el, realizando con sus brazos, llaves inmovilizadoras en sus brazos, clavando sus uñas en sus palmas, para unirlas con sus hombros.

-Tu tendrás otro destino... tu seras mi garantía en esta contienda... humano...-

Con sus cuchillas, la Reina enjaula las piernas del humano, evitando que escapara o le atacase con las mismas.
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Mensaje por Jacqueline Ess Sáb Nov 20, 2010 7:31 pm

La tensión era bastante. Yo tenía como rehen a la reina de los Ueneti, Lindemman ya había descubierto que alguien se había entrometido en todo esto y las tropas comenzaban a parar el fuego. Las palabras de Kerrigan no me sorprendían, cuando la había conocido, una de sus características era que no negociaba nada. Tenía que intentarlo, ya no era la adolescente de los entrenamientos.
El tiempo nos había cambiado a ambas, y por lo tanto, nuestras habilidades habían madurado. Kerrigan logró safarse de mi campo biótico hiriéndome una pierna con una cuchilla que movió con su telekinesis. Como era de esperar, me llevé una mano hacia mi pierna que comenzaba a sangrar a través del traje, mientras la otra sostenía la pistola de aguijones. De todas maneras, Kerrigan era rápida y con un movimiento me despojó de mi arma.
Tuve que arrastrarme con una pierna herida hasta un lugar donde pudiese cubrirme del fuego enemigo que comenzaba a atacarme por mi amenaza contra su reina.
Me ardía la pierna, pero necesitaba continuar. Saqué mi arma secundaria, una daga de aliación metálica que cortaba como bisturí. Tuve que aguantar el dolor de la herida mientras avanzaba entre las multitudes de Uenetis. Tomé la daga, empuñándola fuerte y la encajé en el cuello de uno de ellos, directo a su vena carótida; la saqué, di una vuelta de ciento ochenta grados y corté a otro, apuñalándolo en el pecho; volví a sacar mi daga que escurría con la sangre de los Uenetis y la lanzé a otro directo en la frente. Presioné un botón en el cinturón del traje y surgió una fila de cuchillas circulares, tomé varias y comencé a lanzarlas, cortando cuellos, uno por uno mientras corría entre los súbditos de la reina Ueneti.
Sabía que Kerrigan había llegado para atentar contra la vida de Claudia y quitarle su trono, pero lo que me sorprendió fué que no corriese hacia el palacio, sino que tomara al general de la UFE, Linemman. ¿Qué tramaba Kerrigan?
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Mensaje por Louis Lindemann Sáb Nov 20, 2010 8:01 pm

Fruncí el ceño al ver la caída de la chica entrometida. – vamos ataquen! – deje que mi grupo se hiciera cargo de los soldados de Kerrigan, además de ir a salvar a la herida del fondo.
Yo aun seguía pendiente de Kerrigan, la reina de los Uenetis que tanto me habían hablado. De pronto escucho a mis soldados llegar a unos metros de mi, haciendo que me distrajera por completo… ya todo había era tarde…

La sensual mujer me había tomado entre sus garras, dejándome inmóvil y quejándome para poder soltarme de alguna manera. - …no ganaras nada con matarme… - dije entre dientes, esas uñas no eran para nada delicadas.

Deje caer mi arma, como era posible que sacara tantas cuchillas, me tenia amenazado, mire los ojos de mis soldados, todos ellos apuntando hacia la cabeza de la chica verde.

Mire a al fondo del jardín, estaba la chica de blanco, muy hábil y rápida, aun me preguntaba quién era…
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Mensaje por Nathalie Orions Sáb Nov 20, 2010 9:34 pm

El fuego se detuvo prematuramente, los soldados Uenetis habian dejado de infiltrarse como agua por la entrada, sin embargo el grupo defensor era numeroso y usaba tácticas admirables de combate. Sin embargo, se les estaba pasando por alto la vizcosidad de esas bestias. Me acerque y observé... No podría pasar por ese monton de jalea podría traer algun tipo de consecuencia a la que no me queria hacer cargo.
El ruido seco de saltos se hicieron presencia a mis espaldas giré apuntando sin miramientos hacia el sonido, sin embargo eran refuerzos, un grupo táctico de 7 personas, igualmente vestidas que los que ya estaban. Me relaje un poco pero, retomé mi idea priemera... Subir.

Los recien llegados traían maletines reforzados de bombas nitrógenas, y otras tantas de explosión... Necesitaba mas de esas, tenia que esperar un milagro o un descuidado Ueneti hicieran una entrada fatal por la puerta. ¿Mis deseos se hacian realidad?, el fuego se abrió hacia la entrada y aprobeche la distracción para recargar mi cinturón, deje de lado un par de nitroglicerina, y tome de nitrogeno, hasta ignorando las químicas. Erradicar, como el plan entre ceja y ceja.
Los siguientes segundos fueron fugaces el fuego se detuvo mientras volvían hacia los maletines, sonreí inocente, alegre como siempre. Me miraron desconsertados y sacando una de las bombas nitrogenas la lance al frente eliminando cualquier rastro de adaptación vizcosa. Sus voces solo fueron quejas lejanas que oí mientras saltaba la tapiera en un salto de angel perfecto el cual me salvaria de los disparos de los soldados Uenetis que osaban entrar, al tocar el gélido material resbalé sin poder controlar mi movimiento hasta dar con suelo seco nuevamente. Aún asi la intrepida aventura no terminaba.

Los cuerpos de soldados Ueneti y de un trio de sabuesos restantes, los cuales saltaron a mi como si fuera carne fresca, alarmaron a los cuerpos de la Fuerza que abrieron fuego a discreción, mandandome al diablo si no lograba esquivarlos. Pero, que valia la vida de un soldado ante semejante amenaza... Esquivando los sabuesos y los disparos me aleje detrás del muro.
Sin notarlo, me habia dejado peligrando, un sabuedo embistió a la altura de mis costillas y trás caer al piso, busco clavar sus filosas cuchillas en mi cuerpo, esquivé cuanto pude de un lado a otro y tras meterle un patadón traidor reforzado con una onda biótica lo mande contra el muro, desenfundé mi arma personal y un solo disparo basto para destrozar su crujiente coraza y darle un final no muy digno.

· ~ · ~ · ~ · ~ ·


Estaba agotada, golpeada y nerviosa. El saber que estaba mas cerca de mis objetivos, hacia que la fuerza de mis piernas se escabuyeran a no se donde. - Oh mierda, que hago aca!!. - me aparté del campo de fuego escondiéndome tras un pilar retomando aliento y agallas, por un momento me cuestioné mi presencia en el lugar y hasta en las mismisimas fuerzas. Solo queria una vida normal, un par de lagrimas traidoras marcaron dos huellas en mi rostro. No habia cosa que odiara mas que ese dolor, me levanté llena de bronca, con ganas de matar al mundo entero por hacer todo lo que habían hecho en mi vida.

Me lancé a correr, el pasillo hacia el jardín era infinito y estaba lleno de guerrillas, necesitaba pasar sin ser herida de gravedad... Una bomba nitrógena me sorprendió por la espalda marcando un camino hasta la mitad del pasillo. Voltee sabiendo que solo las Fuerzas poseían tales armamentos, el grupo de táctica de 10 personas habían dejado el puesto, dejando los refuerzos tapando la entrada. Se dispersaron en dos pequeños grupos y combatieron el fuego enemigo en el infinito pasillo...

Retomé lo que iba hacer, si volvia a pensarlo hasta podría terminar arrepentída, corrí un par de metros hasta dar con el piso congelado tras la acción criógena, me incliné lo mas que pude sorteando con suerte los disparos que no iban dirigidos a mi pero si a mis alrededores... Un trio de Uenetis se interponian en el camino, confiada tomé una de las bombas y la lance, la exploción repartio la tripas del primer Ueneti por todos lados. Por confiada habia mezclado los dispositios explosivos en el cinturón, los otros dos yacían a los costados con extemidades faltantes.
El camino frigorífico terminaba en breve y me lancé hacia delante rodando sobre mi espalda y complicando el paso por el impulso.

A no muy lejos divisé a una de las criaturas que pense que solo era parte de una leyenda vieja en la historia galáctica, sin embargo habia sido uno de mis personajes favoritos en la preparatoria y hasta le habia elegido para una presentacion al grupo de curso, una lección perfecta, pero saqué una baja nota al declarar que no creía que existiera, gajos de la vida...
Un par de cuchillas cortaron cabezas y continuaron camino hasta la columna tras la que estaba oculta, volví a observar el campo de batalla, la mandataria Ueneti tenía en sus garras al Capitán General.

Mi corazón se dio al vuelco, y una descarma biótica movio las cuchillas apresadas en la columna, el sonido iluminó mi mente en el acto. Tomé las medialunas de la columna, claramente cortaban como bisturí a estrenar, pues había cortado la palma de mi mano derecha en la acción de arrancarlas del muro, observé las medialunas, una de ellas manchadas con mi sangre. Volví asomarme... - Tres, dos... - el cuerpo de táctica de las fuerzas avanzaron sobre los terrenos del jardín, pasando por alto mi presencia... - Uno. - terminé de contar.

Salí tras la columna en un envión que acompañe con un vuelco sobre el cesped para confundir entre los movimientos y no dejar visualizar las media lunas. Lancé ambas, impulsadas por una onda biótica, en dirección a la emperatris Ueneti que observaba de perfil desde el punto en el que me encontraba. De las cuchillas una de ellas se clavo en el costado de sus costillas, mientras la otra tajeo con presición su nuca cobrandosé asi tambien algunos tentáculos.

En un despliegue de ligera destreza esquivé disparos de los resagados soldados Ueneti. Apenas llegaba agazaparme al piso despues de aquellos movimientos, para desprender una de las bombas de nitroglicerína y lanzarla a metro y medio de las espaldas de su abeja reina y así conseguir distraer su atencion tras mi primer ataque, para al menos lograr que aflojara la tension en sus garras sobre el cuerpo del General.


Un intento desesperado... mientras el agitado frasco de nitroglicerina bailaba a un por el aire, quité de mi camino dos cuerpos de la Fuerza, al tiempo que la explosión alejaba a los que rodeaban a Kerrigan. Salté sobre el cuerpo del General a la altura de su cintura arrebatandolo de las garras del enemigo, aferrandomé como una garra metálica y voletando para recibir la pecipitación al piso con mi cuerpo.
Un movimiento exitoso que realizaba por contada tercera vez, los cuerpos de táctica de las fuerzas cubríeron la accion casi como si hubieran podido imaginarlo.

No asi en el golpe contra el material había amortiguado el golpe con el hombro, el dolor y el quejido eran dos cosas incontenibles. - El laser en mi pierna izquierda. - le susurré indicando el laser potenciado, mientras luchaba por recuperarme del golpe, girando a un lado. La explición y el golpe me habian dejado con un zumbido molesto en el oído.
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Mensaje por Kerrigan Lun Nov 22, 2010 5:12 pm

Spoiler:

Nathalie Orions escribió:Lancé ambas, impulsadas por una onda biótica, en dirección a la emperatris Ueneti que observaba de perfil desde el punto en el que me encontraba. De las cuchillas una de ellas se clavo en el costado de sus costillas, mientras la otra tajeo con presición su nuca cobrandosé asi tambien algunos tentáculos.

Lindemann era presa de la gran Kerrigan, soldados apuntaban a su rostro, pero el zumbido de una fugaz cuchilla de dirección frontal de la ueneti, hizo que se distrajeran, pero la velocidad de la reina fue insuficiente, haciéndole perder una de sus cuchillas, mientras, que al girar, para evadirse de los lacayos de lindemann, gira, liberando los pies del comandante general, evitando así el segundo ataque de la cuchilla medialuna, que apuntaba a su nuca... curioso, ya que el final de la plataforma estaba a sus espaldas. La monarca gira con sus talones, aprovechando el impulso propio, y la distracción de los uniformados para golpearles con las pesadas botas del Capitan General.

Nathalie Orions escribió:En un despliegue de ligera destreza esquivé disparos de los resagados soldados Ueneti. Apenas llegaba agazaparme al piso despues de aquellos movimientos, para desprender una de las bombas de nitroglicerína y lanzarla a metro y medio de las espaldas de su abeja reina y así conseguir distraer su atencion tras mi primer ataque, para al menos lograr que aflojara la tension en sus garras sobre el cuerpo del General.

Un intento desesperado... mientras el agitado frasco de nitroglicerina bailaba a un por el aire, quité de mi camino dos cuerpos de la Fuerza, al tiempo que la explosión alejaba a los que rodeaban a Kerrigan. Salté sobre el cuerpo del General a la altura de su cintura arrebatandolo de las garras del enemigo, aferrandomé como una garra metálica y voletando para recibir la pecipitación al piso con mi cuerpo.
Un movimiento exitoso que realizaba por contada tercera vez, los cuerpos de táctica de las fuerzas cubríeron la accion casi como si hubieran podido imaginarlo.

Una explosión había desequilibrado a la ueneti, haciendo que suelte a Lindemann, pero el agarre de la reina era fuerte, siguió sosteniendo su mano, para luego, de un tirón rápido, torcer su brazo tras la espalda del general, pero otra mujer luchaba por el cuerpo de aquel hombre.
Soldados humanos intentaron disparar, pero desconcertados con la explosión, fue como coser y cantar para la reina, su cuchilla restante, junto a sus garras, acabaron con ellos de tres calculados y precisos movimientos, con un giro al final, asegurándose que sus tórax fueran separados de sus piernas.

La reina vuelve a estirar su mano, tomando el otro brazo del Capitán general, clavando sus garras sobre el mismo. Observa a la otra mujer, con desprecio y superioridad, mientras ejecuta, como si se tratase de una ráfaga de golpes de artes marciales, tres patadas. La primera de ellas fue dirigida al rostro de la chica (Orions), para luego ejecutar la segunda, sin haber apoyado aun el pie, al pecho, y por ultimo, la ultima a su rodilla, salvo que este ultimo ataque, no fue una patada de índole circular, sino que fue una frontal, con intención de fracturar la pierna de su oponente. La cuchilla restante de Kerrigan realizo un hábil corte en el antebrazo de Orions, durante el transcurso de la segunda patada, obligandola a que suelte al capitán general.


-Es inútil resistirse, no puedes estar a mi altura, insulsa... eres una vergüenza...-

Kerrigan jalo a Lindemann para si, presionando mas en su brazo antes capturado, ocacionandole dolor para desconcentrarlo, mientras su otra mano, toma de su espalda uno de sus paracitos favoritos, los invadementes. Coloco este en las fauces del capitán general, su estructura larga, viscosa y con coraza se abría paso por la garganta de su victima.

-Abraza el poder del enjambre humano... sirve a tu Madre, a tu reina.... Kerrigan!-

Tropas Ueneti se acercaron a la locacion de la reina, ejecutando disparos hacia los enemigos circundantes (Ess y Orions), mientras la monarca observaba a Lindemann, mientras volvía a su etapa de transparencia, tomándolo de la pierna, arrastrándolo hacia el Overlord de donde había llegado.
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Mensaje por Louis Lindemann Lun Nov 22, 2010 7:24 pm

Mis dientes aun apretados, ejercía fuerza, desde que mis piernas fueron liberadas de las garras de Kerrigan. La explosión me dio el tiempo para poder golpear su pierna de manera rápida y fuerte, finalmente me desate de ella, esperando así tomar a la soldado que había hecho lo posible por ayudarme y atacar juntos a Kerrigan, pero fue imposible, los reflejos de Kerrigan fueron mucho más rápidos. Como mierda era que me agarrara tan rápido – pensé.

Nuevamente me sentía inmóvil gracias a esas garras– aahgg! – exclame al lastimar mi brazo con un brusco movimiento de Kerrigan.
Sin poder ayudar a Orions, hacia forcejeos, pero nada resultaba, estaba inmóvil, no podía tomar mi láser, y mucho menos poder comunicarme con la tropa del otro salón.
Me falto la respiración cuando el parasito que había integrado a mi cuerpo pasaba por mi garganta, me comencé a ahogar, baje mi rostro intentaba todo por botar al maldito bicharraco.
Kerrigan comenzó a hablar mientras apretaba con más fuerza mi brazo, ¿a qué se habrá referido con esas palabras?
Ahora arrastrado por un ente trasparente, recibí un fuerte golpe en mi cabeza en el suelo quedándome inconsciente.

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Mensaje por Jacqueline Ess Lun Nov 22, 2010 7:55 pm

Yo aún seguía tratando de safarme de todos los Unetis y Sabuesos que Kerrigan había lanzado sobre mi. Cuando estuve harta de tanto maldito reptil, tuve que soltar toda mi fuerza biótica aunque me quedaría débil por unos minutos. Mi cuerpo se cubrió de una membrana azul eléctrico transparente que chisporroteaba luces de la misma tonalidad, tomé aire y conté hasta diez. Perros de Kerrigan y Uenetis se acercaban a matarme, de eso estaba segura. Cuando los tuve a cierta distancia, desaté el campo biótico creando una onda de choque que despojó el lugar donde me encontraba de cualquier ser vivo que se encontrase a un radio bastante grande. A lo lejos pude ver mi pistola de aguijones. Corrí hacia ella y la tomé entre mis manos para luego mirar qué era lo que pasaba con Kerrigan y Lindemman.
Todo pasó tan rápido que apenas lo pude asimilar. Algo le habían inyectado a Lindemman, tal vez un parásito o un ácido, porque comenzaba a moverse de maneras convulsivas. Las topas de la Alianza trataban de hacer lo posible para que la reina no se llevara a su Capitán, pero todos sus intentos fueron nulos. Kerrigan uhía de Veneti junto con Lindemman como su rehen.
Sin el Capitán del Ejército en el mando, podía decirse que debía sentirme más tranquila, pues sin Lindemman mis riesgos contra lo que planeaba estaban en un cincuenta porciento menos amenazantes, sin embargo, algo me decía que la disminución de este problema me daba otro mas grande.
-¿Qué carajo tratas de hacer, kerrigan?-
me pregunté a mi misma mientras sacaba el comunicador de mi cinturón. Ya no tenía nada que hacer en Veneti, Claudia había resultado ilesa y ahora ya había cumplido con mi misión. De todas maneras, me interesaba investigar para qué quería Kerrigan a ese humano en particular. Me mantuve a la defensiva por si alguien me atacaba después, aunque con la retirada de la reina dudaba que alguien quisiera quedarse.
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Mensaje por Nathalie Orions Mar Nov 23, 2010 1:55 pm

Spoiler:


Algo no estaba bien, y tras la confusión pude definir el golpe que se aproximaba a mi rostro, me corrí cuanto pude… que no fue mucho por las circunstancias, su patada acarició con fuerza las cercanía de mi cien y saco así, volando mis lentes de visión nocturna. Sin embargo, la percepción aumentada de mi traje me advirtió de la procedencia del siguiente golpe. Si lo esquivaba debía soltar al general y ello no lo haría bajo ningún punto de vista razonable, retuve el aire en mis pulmones y endurecí el área lo mas que pude, mientras la pechera del traje amortiguaba lo peor del golpe el aire escapó de mis pulmones dejándome sin aire, a lo que su cuchilla cortó mi brazo y por reflejo solté el brazo del general. Para su tercer golpe ya estaba mas lista, percatada de lo que había hecho y que no tendría soluciones rápidas, giré hacia atrás esquivándola, hasta quedar viéndola nuevamente.

Mi rostro reflejo dolor y odio, más allá de lo físico, acababan de arrebatarme de los brazos una vida valiosa para mí, por un error. – ¡Maldita sea!. – apenas podía hablar, luchaba por recuperar el aliento pero, no me daría por vencida tan fácil. Ese odio esa rabia y dolor, ascendían a través de los golpes de mi pecho, de los disparos del momento y me alimentaban de una forma que había desconocido hasta entonces.

Agotada así todo no sentía casi dolor físico, golpee mis manos contra el piso, sentía la impotencia drenándose por debajo de mi piel. Observe lo que la emperatriz introducía en la boca del general, no recordaba bien la información de cuando había preparado mi trabajo pero, sabía que no estaba relacionado con nada bueno. Me levanté con destreza, forzando a mi cuerpo a continuar… entre peor se ponían las circunstancias mas me exigía, y no estaba pensando en huir, la ultima idea que se me cruzaba por la cabeza era marcharme.
Las cantidades de sabuesos y soldados Uenetis aumentaron, me resguardé tras una columna que era acribillada por disparos enemigos. No iba a poder con todos ellos sin usar mis habilidades bióticas pero, prefería ahorrarme las energías.

Cogí una de las pistolas láser y una bomba de nitroglicerina.

Respiré profundo y lancé la pistola hacia los soldados he inmediatamente después y sin pensarlo demasiado, salí detrás del pilar rodando mi cuerpo en lo que tiré el pequeño y letal explosivo contra el láser provocando una explosión de respetable magnitud, dejando una cortina de humo y varias tripas repartidas por doquier de sus criaturas.
Nuevamente refugiada tras otro pilar, saco mi pistola láser que cargaba ilegalmente desde mis épocas de mercenaria, la que en cuestión había estado modificando. Disparé a los cuerpos de los soldados y sabuesos que habían quedado afectados pero no eliminados, usando tácticas de evasión.

El campo de guerra se había vuelto un lugar poco común ya que hasta volaban soldados Ueneti de un lado a otro, tras lo que podía reconocer como una onda biótica. Tomé uno de los visores de calor de los soldados y me lo coloqué visualizando a la emperatriz Ueneti que comenzaba su retirada, llevándose consigo a Louis. Sentí el impulso de saltar sobre ellos, y lo hubiera hecho si no hubiera sido por aquel disparo enemigo que cruzó frente a mi, devolví fuego al fuego para volver a mi anterior puesto.

Aquellos segundos apenas si podía razonarlos, y a pesar de estar nuevamente oculta, mantenía la guardia alta. Hice uso del comunicador para abrir una onda abierta... – Refuerzos al Jardín, el general incauto. Kerrigan… - no pude terminar la frase los disparos de un soldado Ueneti pasaron a escasa distancia de mi rostro, giré y disparé hasta después de verle derribado y acabado continué con el comunicado. – ¡Kerrigan escapa!. – cerré la onda abierta de la comulación, cualquier tipo de radiorreceptor podría tomar la onda y emitirla. Solo milésimas pasaban entre las acciones, todo era demasiado rápido, salí tras el muro para disparar y limpiar la zona.

Una nave que reconocía como la ziriumg3 sobre voló el jardín. La situación volvía a estar controlada pero, los cuerpos de la resistencia que habíamos quedado éramos contados con una mano, a excepción de esa extraña mujer vestida de blanco. Asi todo, no tenía tiempo para observaciones. La nave aterrizó y de ella bajaron mas soldados incluyendo un superior, no había tiempo para las presentaciones diplomáticas, le expliqué la situación pero no parecía muy interesado en cooperar.

Son demasiados, soldado. Confórmese por haber hecho un buen trabajo, su sacrificio seguramente será recompensado. – Este hombre no comprendía, no me volvería a las instalaciones de la UFE a vegetar como el resto de todos ellos.

- Déme un pequeño grupo de apoyo y una nave, si usted no se atreve hacerlo yo lo haré. – Así todo se rehusó, la rabia y la impotencia se presentaban casi como lagrimas que invadieron mis ojos.
Entonces lo haré sola. – tome la mugrosa placa de la UFE, pero no la entregué porque sabía que podría servirme. Si me despojé del rifle láser, que de nada había utilizado e incauté la nave desmayando a los pilotos con una descarga biótica controlada. Tomé el control de la nave apenas separándome unos metros de los jardines para realizar maniobras giratorias y así deshacerme de los soldados que habían enviado a desalojarme.

Activé el sistema de camuflaje y el escudo protector de la nave, quité la asistencia de la nave para el control de la navegación y me lancé a la persecución de la nave madre ueneti, confiando en los sistemas anti rastreo que poseía la pequeña joya de las Fuerzas. Era mucho más que sobrado saber que volvería a su planeta. ¿Qué hacer?, siquiera pensar en un aterrizaje sería un idea suicida, nada mas seguirla comenzaba a serlo. Golpee mi cabeza contra el asiento varias veces. Di un vuelco a la nave posicionándome por debajo de la nave madre. Configuré el comunicador para dar con la nave de Kerrigan y comenzar lo que mejor conocía por naturaleza; ¿una conversación?.

Estaba a punto de abrir la comunicación, cuando el receptor en mi oído recibió una frecuencia enviada por quienes había dejado atrás, dejándome en claro que solo contaría con su escolta hasta donde fuera seguro para ellos.
- Que machos. – no me molestaría en responderles, a cambio apagué el comunicador que portaba, ahora mi centro era otro.

Lo medité un momento, pero no tenía más opciones. Abrí la comunicación orando que si existía algún Dios, hiciera de sus milagritos ahora. – Su alteza, subestimamos sus fines – no sabia exactamente si era así, muchos ignoraban incluso su existencia. ¡Que importaba!... al diablo con las meditaciones, apagué las funciones innecesarias de la nave para bajar las emisiones de energía. – ¿Qué es lo que quiere su majestad?. – Coloqué en mi otro oído el comunicador de la nave y voltee a ver si los pilotos seguían inconcientes. Dormidos como unos bebes.

Estaba decepcionada con el actuar de las Fuerzas, esto no era un jueguito para niños entrenado, quienes habíamos participado de acciones ilegales, al parecer manteníamos mas códigos de honor que aquellos portadores de placas y medallas, objetos nulos. Un momento si sabia de alguien que podría estar interesado en acción, un negocio sucio como el de los viejos tiempos.

Me acerqué al tablero de la nave y grafiqué un comunicado con destinatario a un viejo compañero y tutor, seguramente estaría ansioso por volver a las andanzas… Envié el comunicado. Nada mas me restaba esperar la respuesta de la emperatriz.
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Kerrigan al poder (Libre para los que quieran) Empty Re: Kerrigan al poder (Libre para los que quieran)

Mensaje por Kerrigan Mar Nov 23, 2010 8:57 pm

Spoiler:

La ejecución de ataques hacia la biotica fueron un completo éxito, sus manos se desprendieron del General, quien era llevado por Kerrigan hacia su nave, una sonrisa malvada se dibujaba en su verdoso rostro, alejándose del lugar. Las explosiones tenian protagonismo a sus espaldas, el inconciente Capitan Lindemann estaba fuera de combate, pero aun con vida.

"Interesante mente posees, humano... pronto sacare de ti los datos que necesito para culminar mi venganza sobre la maldita alianza."

La reina de las cuchillas alza el inerte cuerpo, no era pesado, si su telequinesia ayudaba a sostenerlo. Un grupo de tres soldados ueneti se acercan a cubrir a su monarca, mientras esta gira hacia la acción, viendo el desesperado intento de sus enemigos por sobrevivir.
El vinculo entre el parásito y su madre debía ser activado, para que el gusano se arraiga y filtre las diminutas larvas a su torrente sanguíneo, adhiriéndose en su cerebro para que pueda comunicarse con el mediante su telepatía. Kerrigan toma a Louis Lindemann por el rostro, dando un ultimo vistazo hacia el campo de batalla, a escasos metros del Overlord, para besarlo sensualmente, haciendo que su lengua estimule al parásito en el interior de la garganta del general, liberando las diminutas criaturas previamente mencionadas. El beso fue alargado, mientras separaba su rostro del humano, con cierta perversión, ingresando a la criatura viscosa, junto con el.


Spoiler:

El Overlord comienza a elevarse, llevando en su interior a la reina de las cuchillas, con su biotico rehén. Los Overlords eran transportes inmensos, tenían vida y un par de tentáculos, pero ningún arma, ligera desventaja, compensada con gran almacenamiento. Del recto de la inmensa criatura, brotan cuatro (4) Mutaliscos, criaturas aladas, que escupían mucosas ácidas. Eran débiles por fuera, pero de armamento y agilidad temibles.

Kerrigan al poder (Libre para los que quieran) 26

Un mensaje irrumpe dentro del Overlord, sus ondas cerebrales captaron una frecuencia cercana, muy cercana. Se trataba de la chica que Kerrigan había golpeado, buscando respuestas.

-Veo que algo has aprendido, mamífero... tu respeto hacia mi asegura tu supervivencia.- Siempre tan egocéntrica, desde su incubación. -Lo que deseo no es de tu incumbencia, pronto sabrás... pero ahora, solo el es lo que necesito...-

Revela, asomándose por uno de los flancos de la criatura, con Lindemann frente, lamiendo su mejilla cuan prostituta galáctica, saboreando su carne. Una de sus manos jugaba con el cabello del bello general, observando al exterior. Sus intenciones estaban cumplidas, los mutaliscos se limitaron a cubrir el curso del Overlord hacia lo que seria su salida.
Los labios de la monarca se curvaron, con cierta malicia, dejando caer el cuerpo del Capitán General al vació, conociendo el efecto que causaría sobre su persecutora. Aprovechando dicho momento, escapa hacia la atmósfera del planeta.


Spoiler:

La mandataria ueneti vuelve a su trono viscoso dentro de la criatura, sentándose cruzando sus piernas, viendo la herida en su ser, la perdida de una de sus cuchillas. Curanderos ueneti trataban la herida y pronto comenzaría a sanar, volviendo a regenerarse la parte perdida, aunque tomaría tiempo.

-Pagaras con sangre, mamifero...-

Murmuro, sosteniendo su cabeza con su mano cerrada, como la escultura del pensador.
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Kerrigan al poder (Libre para los que quieran) Empty Re: Kerrigan al poder (Libre para los que quieran)

Mensaje por Jacqueline Ess Jue Nov 25, 2010 10:51 pm

Mis intereses en la plataforma habían terminado en el momento que Kerrigan tomó como rehén a Lindemman y comenzaron a disiparse las hordas de Uenetis en la zona. Ya no tenía absolutamente nada qué hacer ahí, sólo necesitaba aguantar en mi posición en lo que la piloto de la nave venía por mi. Además, no quería comprometer mi identidad con la otra chica de la Alianza que parecía tener una relación bastante estrecha con su alto al mando debido a la fuerza con la que se aferraba a querer salvarlo de las garras de Kerrigan.
Podría verme misericordiosa si ayudaba a la chica, pero honestamente, prefería dejarla a su suerte que arriesgarme a ser descubierta.
Activé el modo de camaleón que tenía el traje, así me pude mimetizar con el entorno, de tal manera que parecía ser invisible. Me escondí tras una especie de pozo y esperé a que la piloto encargada me recojiese.
De mi espalda desenfundé el rifle francotirador Viper, si no podía ayudar a la chica de manera directa, lo haría desde lejos. Puse la mira en mi ojo y comencé a disparar a la cabeza de varios Uenetis y sabuesos que atentaban contra la espalda de la chica. Ya había matado a varios, cuando el comunicador me informó que mi vehículo de rescate había llegado.
- Baja a siete metros del suelo y activa el modo de sigilo, cuando estés cerca de mi posición lanza la escalera y subiré. Recuerda ser discreta por favor.-
dije en voz baja mientras checaba en el comunicador mi posición y la del la nave. Se acercaba a una velocidad considerable. Cuando mi punto y el de mi nave estaban uno encima del otro, miré hacia el cielo y vi bajar la escalera. Subí escalón por ecalón, derribando a unos cuantos Uenetis que planeaban no dejarme ir. La nave comenzó a tomar altura y entonces me apuré.
Di un útltimo vistazo a donde kerrigan estaba. Ya investigaría cuáles eran sus intereses. Subí a la nave, me senté y me pusé el cinturón de seguridad.
- ¿Buena experiencia, Shadow?
- Interesante, diría yo. Dirígete inmediatamente a la corporación, tengo investigación que hacer.


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Kerrigan al poder (Libre para los que quieran) Empty Te lo dije...

Mensaje por Nathalie Orions Dom Nov 28, 2010 3:19 am

La nave se mantenía bajo la nodriza, esperé la respuesta deKerrigan. Su arrogancia fue tal que me incitaba a la violencia de alguna forma,pero tenía que sobre llevarlo, una mujer verde sobre un par de tacones no iba alograr desviarme de mis planes, tomaría al General... por buenas o por malas,aún asi tuvieran que levantar a Kerrigan en pedacitos.
No iba a tomarme el trabajo de contestarle, tomé distancia de su nave...bajando unos diez pies. Obviamente comenzaría el ataque desde abajo. Suscriaturas no detectaban las ondas de mi nave, para eso había sido diseñada.Pero, para los movimientos siguientes iba a necesitar mucho mas que suerte parasalir a lo que llamaría "ilesa".

Estaba ya graficando la utilización de la energía de la nave. - Ataque fallido. - ¿que cosas?, el navegador dela nave acababa de hablar, ¿¡que ataque!?. - Coordenadasdel ataque. - la pantalla visualizo números y gráficos en una proyecciónen el tablero, observe por el visor de la nave levantándome de los controles...Un momento, eso no era un misil, bomba, láser. Era un cuerpo claramente humano.- Perra. - susurré, el veneno se me colaba porlas venas como si fuera agua, parte de la sangre... Tomé los controlenuevamente. - Ustedes dos despierten. - les vociferé a los pilotos que yo mismahabía dejado inconcientes, dadas las coordenadas ahora solo me faltaba saber lavelocidad de la caída, F=mg. Y ese montón de ecuaciones poco básicaspara calcular, distancia, velocidad y tiempo de "colisión" tomando encuenta la resistencia del aire... Y de lo cual todo se haría cargo la nave.

Dirigí una buena parte de la energía a los motores, quitando el modo decamuflaje de la nave, asi la escolta si eran lo bastante inteligentes se daríancuenta que algo ocurría mientras la nave bajaba casi en picada en busca de unsalva taje bastante desesperado. Desactivé el navegador de la nave, el mismoque había advertido del "ataque" ya era probable que si los habría ynecesitaría mantener la nave en la misma posición. Ahora todo debía hacerlomanualmente, abrí la compuerta de abordaje desde el tablero. Ya habiendo pasadola velocidad de la caída del cuerpo. Levanté parcialmente la trompa de la navequedando justo por debajo de las coordenadas que me había cedido la navedurante aquellos segundos que jugaban un papel demasiado importante. Losdisparos a los animales mutantes de la emperatriz eran explosiones distantesahora ya casi a menos de 2 kilómetros por encima de la superficie del suelo. Rotéla nave a 90º sobre la superficie. - Colisióneminente. - estas perras naves, trabé los comandos para que la naveno se moviera ni un centímetro, mientras luchaba por llegar a puerta de lacabina, en lo que veía como habían paseado los cuerpos de los dos hombres hastalo que ahora era el fondo.

- Colisión en diez... - Salté delasiento principal, al de segundo y de allí al umbral de la puerta pegando elresbalón. Apenas si pude sostenerme y recuperarme para mantenerme en unapostura de acecho y equilibrio permanente. - Activarel navegador para acciones evasivas. - escuche quejidos, y las vocesde los hombres. - ¡Actívalo!, jodida madre comomierda hemos llegado aquí. - Casi volteo a verlos pero, eranecesario que mantuviera la atención, o Lindemann se iba a desparramar contrala nave. - ¡NO!, ¡es el general! - rodee micuerpo con una biótica, la cual sin dudas utilizaría para recubrir loscuerpos... Soluciones desesperadas para momentos desesperados. - Cuatro. - a mis espaldas podía oír los insultos,los susurros... ¡Algo se planeaban esos hijos de puta!, si no fueran de lafuerzas los hubiese fusilado ya, me ponían nerviosa. - Tres. - comencé a oir ruidos de movimiento. - ¡Quieto!, si tocan algo, y esto falla... los matare. -me preparé, tenía que dar el gran salto, debía centrar mi vista en la entrada,en el cuerpo, como lo hacia con los blancos, debía concentrarme en su figura,en el movimiento. - Dos. - Ya hastacasi quería reírme de los nervios, del miedo... Me corría por debajo de la piello podía sentir; ese cosquilleo insoportable.

- Uno. - Dejé mis ojos en la entrada...Los cálculos habían sido perfectos, el cuerpo de Louis irrumpió en medio de lanave como si nada, no sabía si seguía con vida pero, ante la duda... Saltéhacia el cuerpo para interceptarlo, volteando nuevamente y rodeándole con laonda biótica que había preparado especialmente para ello. Su cuerpo perdió lavelocidad que traía tras la caída, pero su peso era el mismo y el mío receptóaquella energía tomándola como de si misma. El golpe contra el rincón de lanave la destabilizó, mientras era aplastada por el peso del cuerpo y sintiendocomo un pedazo de algo se había enterrado en mi hombro intenté respirar. Lapuerta de abordaje fue cerrada, y el navegador activando haciendo que la naveretomara automáticamente el nivel sobre el suelo, haciendo que mi cuerpo cayerasobre el del general tras despegarme involuntariamente de la pared.

No pude evitar el quejido de dolor, al sentir como la punta del benditotriangulo escaleno salía de mi hombro tras el re acomodamiento de la nave. Unode los hombres me ofreció su ayuda levantándome del piso, preguntando comoestaba y limitándome a contestar que bien. Le pedí ayuda para movilizar elcuerpo del capitán al pequeño cuarto de emergencias que poseía la nave. Lerecostamos, justo cuando la nave recibía hostilidad de ataque. El hombre seretiro de la sala para ayudar a su compañero en el contraataque y escapatoria.Observaba el lento respirar del General, la babaza en rededor de su boca y enla mejilla... Sentí claramente rabia, ¿o eran celos?. El movimiento de la naveme hacía sentir como si estuviera ebria. Le tomé el pulso, cual estabaperfecto.

Así toda la babaza en rededor de su rostro me llamo la atención.

¿Para que lo quería Kerrigan realmente?, al fin de cuentas lo lanzo. ¿Quehabría de esa larva asquerosa que le metió a la boca?. Me tomé el atrevimientode abrir su boca y examinar si aun estaba presente el bicharraco, pero al menosno a simple vista. Tome dos frascos, me llevaría algunas muestras... Dudaba quetodo saliera tan bien, no sé algo me decía que ese gusano era de muy malaadvertencia. Saqué de su rostro un poco de baba gelatinosa, y aproveché susheridas para sacar dos o tres pequeños frascos con su sangre. Ya vería despuéscomo resolvía eso, yo tenía menos de científica que de ama de casa. - Nos retrasaremos en el aterrizaje esta bestia es algo difícilde roer y la escolta se ha retirado. - Giré a ver el rostro delmuchacho, el mismo que me avía ayudado.

- Bueno no sé, contáctalos, Contra ataquen, ¡haganalgo no se!... - camine a la puerta de la sala y la cerré dejándolofuera, era cosa de ellos sacarnos de acá... Ahora mismo tenia que asistirlas heridas provocadas por la Kerrigan, resultaba entonces que era soldado, teniente,piloto de nave, mercenaria, recatista y además enfermera... Miré a Lindemann yrecordé la primer charla que había podido entablar con el hasta que ese talDominic no se cuanto se había entrometido.
Corté la tela de su traje para comenzar a desinfectar sus hombros, sacando lasmanchas de sangre he insertando aceleradores de coagulación. Difícil se mehacia que mis ojos no se fueran para otros lados, y le hubiese despertado si nofuera que el proceso de desinfección podía ser algo... ardiente.

La nave volvía a tener turbulencia. Procuré no distraerme de lo que hacia, elparecía profundamente dormido, quizás hasta de alguna forma sedado... Terminéde colocar las vendas en sus hombros y ambas manos, para cuando noté que lanave finalmente volaba normalmente y las voces de los hombres parecíanfestejar. Estaba exhausta, deje en la camilla al General para retirarme de lasala. La nave volvía a las plataformas de Veneti. En ello me senté cercanamentedonde había colapsado contra la pared y recién entonces sentí los dolores, losgolpes, las heridas, y el cansancio por los usos de habilidades bióticas. Sindudas, consecuencias de mi primer enfrentamiento en campos de batalla reales.
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